satori, 2018

Apelando a la construcción mnemónica de la fotografía, el proyecto Satori se comprende como un diario de experiencias que radican en el subconsciente colectivo. Es un ejercicio de comprensión del entorno, y de investigación de la dimensión temporal del mismo. Una de las responsabilidades a la hora de tomar una fotografía, es la de estar ahí, en el momento presente, y seleccionar un pedazo de realidad, comprendiendo que, el fuera de campo, es también parte de la imagen.

Satori debe su nombre a un termino japonés que significa algo así como ese momento en el que se descubre que solo existe el momento presente. En ese momento, la mirada cambia. Porque las imágenes muestran siempre un «presente en fuga». Muestran el ahora desde el pasado, como nos explica Deleuze en su reflexión sobre la imagen-cristal.

La objetualidad de la imagen, el hecho de convertirla en objeto, dota a la misma de una piel en la que habitar el presente. Al ser objeto, la imagen se mira de nuevo, en cada momento y no tanto reflexiona sobre un hecho pasado, sino que muestra en el presente en el que la sostenemos (pasamos las páginas del libro), esa realidad de ser (en el) instante.

Esta obra desplegable se contiene dentro de dos cajas idénticas itinerantes, en la que el flujo del presente, se ha objetualizado en libros, anotaciones, mapas. 

Compactas, nómadas, autogestionadas y seriadas, se desplegarán en algún momento en algún lado, como dos extremos de un comunicador.

Satori, 2018. Autoediciones. Manchester-Tenerife

manchester, 2017